¿POR QUÉ EVITAR LOS RENDAJES AUXILIARES?

No tiene sentido que, en 2024, en plena era de la inteligencia artificial y donde el conocimiento está al alcance de un “click”, aún se comercialicen y confiemos en los rendajes auxiliares como método de entrenamiento o rehabilitación equina. En 2021, un estudio realizado por la universidad de Berlín encuestó a más de ochocientos tutores de caballos para evaluar el uso de los rendajes (“Evaluating horse owner expertise and professional use of auxiliary reins during horse riding” by Heidrun Gehlen et al.). Las conclusiones del estudio fueron:

“La mayoría de los participantes de nuestro estudio sintieron que usaron las riendas de manera responsable. Sin embargo, en nuestra opinión, todavía existe una necesidad de aclaración y una falta de información entre los propietarios de caballos sobre los pros y los contras del uso de ayudas auxiliares, así como los efectos de las diferentes riendas utilizadas. (…) Algunos participantes ajustaron demasiado su caballo y no cambiaron nada a pesar de los problemas respiratorios relacionados. “

Creo que una de las causas que explicaría por qué tanto tutores como profesionales usamos todavía riendas alemanas, riendas fijas, chambón, gogue, pessoa, tijerillas, (y un largo etcétera) es porque no practicamos otros deportes.

Cuando practicas otros deportes, y no solo equitación, te das cuenta de que durante los entrenamientos ningún deportista usa elementos para fijar su posición corporal permanentemente durante más de 5 minutos; siendo 5 minutos ya una barbaridad de tiempo, doloroso y lesivo. Nosotros, en el mundo del caballo, sí lo hacemos. Y lo hacemos sin causa justificada y sin ciencia que actualmente lo apoye. Sí, podemos encontrar estudios del año 2015 para abajo que hablen positivamente de los beneficios de los rendajes… Pero, como todo, la ciencia avanza, y los estudios más recientes no lo avalan ni lo comparten. ¿Por qué? Porque cada vez tenemos más tecnología para medir cómo afectan negativamente al cuerpo y a la mente del caballo: medidores de frecuencia cardíaca, cortisol, sensores de movimiento, etogramas, etc.

Pero volviendo a lo de antes: creo fielmente que en el mundo del caballo se usan rendajes auxiliares porque no practicamos otros deportes. Porque las personas nos ponemos a entrenar caballos o a dar pautas de entrenamiento sin saber cuánto esfuerzo supone aguantar una carga de trabajo en posición isométrica (por no hablar que tampoco sabemos qué significa ese término básico de salud física). Tampoco sabemos cómo el sistema nervioso aprende, cambia y reaprende patrones biomecánicos y posturales. No conocemos qué posturas son lesivas, cómo y por qué se lesiona cada estructura y cómo se puede prevenir más allá de mojar las patas del animal con agua fría. Desconocemos que, en el mismo día, no podemos perfeccionar la técnica y trabajar habilidades físicas como la fuerza o la resistencia. No lo sabemos nosotros, los de equitación; pero esto, en otros deportes, los deportistas de verdad, sí lo saben. ¿Y por qué somos los últimos de la clase? Primero, porque las formaciones y los profesionales no están actualizados. Y segundo, porque no practicamos otros deportes donde sea nuestro propio cuerpo el que padece, y no solo el del caballo.

Si nunca lo has experimentado, te animo a probar a ponerte en posición de sentadilla, quieto, y aguantar así, sin moverte, 90 segundos. Seguro que arden un poco las piernas y los glúteos, ¿verdad? Pues eso, es trabajar en isométrico, es decir, en estático. Pero es que ahora, en esa misma postura, te voy a añadir una banda elástica por encima de las rodillas. Como la banda tiene cierta resistencia para volver a su estado original, tu función no solo es aguantar isométricamente en la postura de sentadilla sin moverte; sino que tendrás que hacer fuerza para que tus rodillas no se vuelquen hacia dentro por la resistencia que ejerce la banda. Quiero que aguantes 5 minutos. Y aunque 5 minutos no es tanto tiempo entrenando, creo que es tiempo suficiente para darnos cuenta de que es una carga de trabajo exigente para hacernos sudar la gota gorda. Estoy segura de que algunas personas dirían que es una tortura, que necesitan parar, beber o recuperar el aliento. Otros se negarían a hacerlo más veces, que se mueren si tienen que repetirlo otra vez más. Pero yo me pregunto: los caballos que, durante eternos minutos u horas, soportan posiciones isométricas tanto montados como en las sesiones con rendajes auxiliares… ¿Desearían morirse también? 

Pedirle al caballo mantener el cuello varios minutos en una misma postura es agotador, doloroso y lesivo. 

Pedirle al caballo que esté metiendo los pies todo el rato por debajo de la masa es difícil, es cansado para el animal. Complicárselo aún más con una cinta tocándole por encima de los corvejones no es efectivo. Debe haber unos tiempos concretos de uso y descanso para que el músculo pueda volver a su estado natural, eliminar las sustancias de deshecho y reponer las necesarias para volver a la actividad. Y no, no hay que estar quitando la cinta que empuja los posteriores porque si no el caballo se desensibiliza al rendaje y deja de remeter los posteriores. Lo que ocurre es que si no permites al caballo descansar del esfuerzo, se fatiga por exceso de tiempo usando ese rendaje, y la fatiga hace que modifique la técnica y deje de emplear sus posteriores porque está agotado a nivel fisiológico.  

Ahora es cuando viene la pregunta del millón: ¿Todos los rendajes son malos? 

Depende de cómo los uses, te dirán muchos profesionales. ¿Para mí? Solo se salva una: la banda de resistencia elástica que se pone en el abdomen y por detrás de la grupa del caballo.

Es un buen estímulo para aumentar la carga de trabajo de manera controlada a caballos que están en buena forma, pero las personas lo usan sin conocimiento y se convierte en una herramienta que solo recomiendo bajo tutorización de un preparador físico equino. De hecho, muchos fisioterapeutas y veterinarios equinos lo recomiendan para rehabilitaciones. Señores, no se puede mandar ejercicios a la ligera sin unas repeticiones, unas series, unos descansos, unas cargas de trabajo controladas, … Entonces, para usarlo mal, prefiero que no se use. Porque colocando peor o mejor unos rendajes auxiliares podremos hacer más o menos daño, pero es que si hacemos daño ya no estamos beneficiando en nada al caballo. De hecho, los rendajes se usan porque la gente no sabe entrenar a los caballos de otra manera, y si le quitas los rendajes se quedan sin recursos, no tienen plan B, colapsa el sistema. Tenemos muy arraigada la cultura de los rendajes por la tradición heredada de Pluvinel y todos los ilustres del año 1600 para atrás con la doma de lo que conocemos hoy día como alta escuela. Pero que no conozcamos el plan B no significa que no existan también plan C y D. Cuando alguien usa rendajes es porque tiene muy claro para qué los usa, sabe cuál es el objetivo a conseguir con el caballo… Pero rara vez tiene idea de cómo funciona exactamente ese rendaje, donde se ejercen las presiones y palancas y qué consecuencias tiene en el físico del caballo. 

Chambón

Objetivo: dar un tope máximo de elevación del eje cabeza-cuello para mantener la cara en posición baja.
Mecanismo: rendaje que se engancha en la embocadura, sube hasta casi las orejas del caballo y terminar pasando entre las extremidades anteriores del animal. Consiste en un conjunto de presiones que impiden la elevación de la cabeza del cuello y la cabeza del caballo. Por un lado, el chambón tirará hacia arriba de la embocadura (flecha negra pequeña), elevando hacia el cielo la cara del caballo. Pero esto no será posible porque, a la altura casi de los ojos del caballo, el chambón bajará hacia el pecho y tirará en esa dirección (flecha negra grande); siendo esta segunda palanca de fuerzas la que aplique mucha presión en la nuca del caballo. Todas estas fuerzas impedirán que el animal eleve la cabeza, aunque constantemente se le está demandando que lo haga desde la acción de la embocadura.
Consecuencias:   como el caballo hará fuerza en contra de la presión hacia arriba (flecha roja) esto, no solo le generará presión en la nuca al caballo (punto rojo), sino también provocará dolor en el dorso, el pecho y base del cuello. Por no olvidarnos del dolor de boca y comisuras de los labios. La incongruencia de las presiones también tendrá como resultado malestar mental por incoherencia de las órdenes.

Otro rendaje

Aunque en España no existe un consenso del nombre de este artilugio (hay quien incluso lo confunde con un chambón), en países anglosajones se le conoce como “german string”. 
Objetivo: evitar que el caballo eleve la cabeza y el cuello.
Mecanismo: rendaje que rodea la cruz y las costillas del caballo, pasando por debajo de su pecho y terminar directamente enganchado en la embocadura. Actúa tirando hacia abajo de la boca.
Consecuencias: como el caballo hará fuerza con la cabeza hacia delante y hacia arriba (flechas rojas), el rendaje ejercerá fuerza en dirección contraria (flechas negras), ejerciendo mucha presión en la cruz, dorso, boca, nuca, cuello y pecho. No permite ningún movimiento hacia delante de la cabeza del caballo. Por lo tanto, el caballo reacciona colocando la cabeza por detrás de la vertical, hiperflexionando sus vértebras cervicales, huyendo del contacto. El reflejo de oposición hace que el dorso se hunda.

Gogue

Objetivo: impedir que el caballo levante la cabeza y estire su cuello hacia delante.
Mecanismo: rendaje que abarca toda la cara del caballo, pasando por la embocadura y parte alta de la cabeza hasta encontrarse ambos extremos por debajo del cuello y formar un único rendaje que termina entre las extremidades anteriores del animal, enganchado a la cincha. Su acción consiste en presionar la cara del caballo hacia abajo para mantener la cabeza baja y en dirección a la cincha.
Consecuencias: nuevamente la reacción del caballo es hacer fuerza hacia delante y hacia arriba (flechas rojas). Las palancas de presiones (flechas negras) provocarán tensión en nuca (punto rojo) y boca. Esconderá la nariz por detrás de la vertical huyendo del contacto, tensará las espaldas y hundirá el dorso.

Riendas fijas o de atar

Objetivo: mantener la cabeza del caballo en una postura fija.
Mecanismo: rendaje que se une desde la embocadura hasta la cincha. Consiste en crear tensión a los lados de la cara del caballo (flecha negra) para inmovilizar su cabeza y que ésta se quede quieta.
Consecuencias: otra vez la reacción del caballo será hacer fuerza hacia delante y hacia arriba para evitar forzar sus vértebras cervicales (flechas rojas). El resultado es que el caballo busque huir del contacto retrasando la nariz y colocando su cabeza por detrás de la vertical (hiperflexión cervical). Como consecuencia, también se hundirá el dorso por el reflejo de oposición. 

Riendas Alemanas

Objetivo: tener facilidad para doblar el cuello del caballo y obtener mayor control.
Mecanismo: funcionan como unas riendas largas que nacen desde la mano del jinete o amazona y recorren la embocadura hasta engancharse a la cincha. Se usan exclusivamente durante la monta.
Consecuencias: consiste en tirar de la embocadura hacia abajo y hacia dentro, en dirección a la cincha. No permite ningún movimiento libre de la cabeza del caballo a no ser que se aflojen las riendas alemanas. En consecuencia, la boca, la nuca y las cervicales del caballo sufren por las fuerzas ejercidas (flechas negras) y el dorso se hunde. Es muy fácil castigar al caballo en una hiperflexión agresiva o rollkur.

Tijerillas o martingala

Objetivo: evitar que el caballo levante la cabeza.
Mecanismo: pieza elástica o de cuero que sale del pecho del caballo y se divide en dos cintas con anillas en sus extremos. Se usa exclusivamente durante la monta. A través de estas anillas pasan las riendas normales. Su acción consiste en mantener las riendas hacia abajo, tirando de la embocadura hacia el pecho. Al tirar de la embocadura hacia abajo (flecha negra), la embocadura se clava en el paladar del caballo provocando que éste, no solo abra la boca de dolor, sino que eleve la cabeza para librarse del dolor de boca. Curiosamente es típico ver el uso de este rendaje acompañado de cierrabocas. 
Consecuencias: lesión de todas las estructuras de la boca del caballo, desarrollo excesivo y descompensado de la musculatura de la base del cuello por postura invertida (elevación de la cabeza), tensión de nuca, dorso hundido.

(copyright dibujos @equinaomi)

Por supuesto, existen muchísimos más rendajes, pero creo que no hace falta seguir analizando para darnos cuenta de que:

  • Las fuerzas y palancas ejercidas por los rendajes son incoherentes con la anatomía equina y los objetivos deportivos que queremos conseguir.
  • Usar embocadura con rendajes es muy lesivo para la boca del caballo, ya que no hay control por parte de la persona del contacto y fuerzas que se ejercen en la boca del animal.
  • El caballo huye todo el rato de las presiones ejercidas,
  • Es fácil que el cuello se hiperflexiones y el dorso se hunda.

Existe un estudio científico que quiso determinar si el uso de riendas fijas y pessoa aumentaban la activación del músculo longissimus dorsi durante el trabajo a la cuerda (The effects of training aids on the longissimus dorsi in the equine back by Suzanne Cottriall et al.). Se concluyó que ninguno de los rendajes aumenta el uso del longissimus dorsi para estabilizar el dorso del caballo. 

La fe ciega y religiosa que hay con el uso de los rendajes creo también se debe a la obsesión por la posición de la cabeza del caballo y que se reúna. Agua y aceite, nada que ver. Son dos cosas diferentes. Ya profundizaremos más en detalle en otro artículo, pero se nos tiene que meter en la cabeza que no está relacionada la reunión con querer controlar y modificar la posición de la cabeza o el cuello del caballo. Fijar una postura con rendajes no va a sostener esa reunión (porque no existe esa reunión en ese momento, es falsa). Bloquear a un individuo en una postura lo que hace es restringir su movimiento, tensando la musculatura, sobrecargando las fibras musculares y las demás estructuras comprometidas con el aparato locomotor (como ligamentos, fascias y tendones). 

Si la causa del uso de rendajes es otra, como por ejemplo queremos entrenar al caballo pie a tierra sin peso del jinete, pero el caballo no es funcional biomecánicamente hablando (se mueve invertido, con el cuello como jirafa, hundiendo el dorso, sin activación abdominal y los posteriores fuera de la masa), usar rendajes tampoco funciona. ¿Por qué? Porque para cambiar un patrón de movimiento no es tan fácil como jugar a desmontar una figura de LEGO y darle la vuelta. 

Primero, tiene que haber un reaprendizaje locomotor. Y aquí entra en juego el sistema nervioso: el cerebro y las neuronas. Porque si los rendajes enseñaran algo positivo al caballo, realmente los usaríamos una o dos veces y ya está. ¿Pero que ocurre una vez quitamos los rendajes? El caballo se vuelve a mover igual que siempre o peor. Esto se de a que no hay un aprendizaje significativo y positivo. Sobre este tema quiero hablaros otro día también, pero es importante que sepáis que el cuerpo se mueve como se mueve porque esa es la mejor manera de moverse. Y punto. Que nosotros no entendamos por qué el caballo se mueve invertido, por ejemplo, no significa que el cuerpo no tenga sus argumentos y justificaciones. 

Si, por el contrario, se usan los rendajes simplemente para potenciar que el caballo se estire o se mueva aún mejor, dejadme deciros que ni se va a estirar con unos elementos que le delimitan el movimiento total, ni va aprender a moverse mejor de lo que podría hacerlo sin nada encima y en terreno variado. Modificar el contexto es lo que enseña al cuerpo a moverse mejor, no el intentar modificar el cuerpo. El cuerpo es una consecuencia de su contexto y de su conformación: si el contexto no estimula al cuerpo, el cuerpo no se puede mover mejor; y si la conformación no es buena, el cuerpo no se podrá mover mejor de lo que ya lo hace. Entonces, ¿por qué forzarlo? Aprender a moverse de una manera diferente es aprender un nuevo patrón, una nueva técnica de movimiento. Interiorizar una nueva técnica no solo es complicado, si no que lleva tiempo. Tiempo para que el sistema nervioso y toda su orquesta locomotora aprenda sus nuevas funciones y tareas. Dar tiempo significa trabajar en lentitud, por fases y no tener expectativas. Solo hay que observar como un infante aprende a coger un lápiz y está durante mese y años haciendo cuadernos de caligrafía para poder interiorizar la técnica de escritura. El sistema nervioso siempre tiene razón. Siempre. Y usar rendajes no va a cambiar ese patrón de movimiento porque no hay un aprendizaje de otro nuevo movimiento. Solo estás forzando el cuerpo. Y cuando fuerzas un cuerpo a adoptar una postura que no le sale naturalmente, el cuerpo se pone a la defensiva y ofrece resistencia, tensión. El único aprendizaje que está teniendo ese cuerpo es el de una experiencia negativa. Por lo tanto, hará efecto rebote: no solo está registrando una mala experiencia, sino que estamos llevando las estructuras físicas al límite de su capacidad… Someter el cuerpo del caballo a una postura permanente, aparte de fatigar (como vimos en el ejemplo de la sentadilla), significa exponerlo a una situación hostil y dolorosa. Ni si quiera él en la naturaleza está siempre en la misma postura. Pero ni él, ni tú, ni un jugador de fútbol, de básquet, un ciclista o un nadador cuando entrena y compite. Cuando un caballo se mueve con cierto patrón de movimiento, sea más o menos funcional, su cuerpo está perfectamente armonizado y organizado para moverse lo mejor posible dentro de sus capacidades. Es supervivencia, el caballo está dando lo mejor de sí para no ser comido por los depredadores. El caballo lo hace lo mejor que puede con las herramientas internas que tiene y las experiencias que lo han marcado. Si no da más de sí es porque no puede hacerlo mejor. No puede. Y forzarlo a “que sí pueda” significa romperlo. Romperle el cuerpo y romperle la mente, lesionarlo del cuerpo y de la cabeza. Por eso un rendaje nunca, jamás, es una solución. No es ni un parche, porque no estás tapando un problema la estás haciendo más grande. La solución a un caballo que no se mueve bien sería hacer todas las pruebas necesarias para descartar dolor, revisar nutrición, montura, brida, estilo de vida, llamar a un educador equino, etc. Y si aun descartándolo todo, el caballo no se mueve mejor, y descartas que tú no seas el problema; entonces sí, y como última baza, existe la posibilidad de progresivamente y en libertad enseñarle nuevos patrones de movimiento con refuerzo positivo y un target, por ejemplo.

De verdad, sí que hay plan B.

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