En España es común todavía ver como el programa anual de eventos ecuestres sigue colocando competiciones en los calurosos y tórridos meses de julio y agosto. Y no lo digo yo, es un hecho y vamos a analizar cuántas pruebas hubo en 2024.
Si entramos en la página web de la Real Federación Hípica Española (RFHE) y observamos los calendarios, en la disciplina de:
- Salto de Obstáculos tuvo programados 20 concursos en julio y 27 en agosto, siendo 4 suspendidos en total.
- Doma Clásica se programaron 13 competiciones en julio y 9 en agosto.
- Concurso Completo tuvo solo 2 en julio, suspendiéndose una de ellas y la otra finalmente siendo aplazada.
- Raid se disputaron 8 pruebas en julio y 12 en agosto.
- Doma Vaquera un mínimo de 4 en julio y 6 en agosto. Solo se suspendió un concurso.
- Enganches no hay registro de competiciones en los meses de julio y agosto en la web de la RFHE.
- Reining, Volteo y Horseball nada en julio y agosto a nivel nacional.
- TREC solo 1 evento en julio y 2 en agosto.
La disciplinas que menos competiciones han tenido en los meses de verano no significa no hayan tenido concursos, sino que muchas también se rigen por otras federaciones u organizaciones diferentes a la Real Federación Hípica Española. En Horseball, por ejemplo, participan en ligas y eventos de la Federación Internacional de Horseball (FIHB), o incluso participan en ligas extranjeras como la portuguesa. Luego a mayores cada federación autonómica de España programa sus propias ligas y concursos sociales y territoriales, que son de poco valor deportivo, pero de igual o más importancia, pues muchos caballos son caballos de escuela concursados el mismo día por varios niños.

Volviendo a los concursos anteriormente desglosados por disciplinas, en julio, según las bases de datos meteorológicas de España, en los eventos de Madrid hubo temperaturas máximas de 35ºC y mínimas de 20ºC, en Sotogrande una media de 25-30ºC (al igual que en la ruta de la Cerdanya), en Murcia máximas de 35ºC y mínimas de 24ºC, en Mallorca entre 21ºC y 32ºC (con una humedad de entre el 68-85%). Esto solo en el mes de julio de 2024 en unas cuantas pruebas de la disciplina de salto de obstáculos. (spoiler: el mes de agosto no fue mejor).
¿Sigo? Sigo.
En la disciplina de Doma Clásica, en el mes de julio de 2024, en las pruebas de Murcia llegaron a 34ºC, en Baleares a 30ºC y en Sevilla a 36ºC durante la Copa ANCCE. Por poner otro ejemplo, en los días que se celebró la Liga Nacional de Doma Clásica en Castilla y León se registraron máximas de 33ºC. Si nos vamos al mes de agosto, no nos sorprende nada, porque es algo que se repite año tras año: el Campeonato de España de Menores, con máximas registradas de 32ºC y alguna tormenta con precipitaciones.
Aunque estos datos son sacados de las bases de datos meteorológicas y alguien me puede decir que puede haber margen de error porque yo no estuve allí, os voy a contar donde sí estuve. A principios de agosto (del 06 al 11) se celebró en Ponte de Lima (Portugal) el Horseball European Championships 2024 que, como bien dice su nombre, fue el Campeonato Europeo de la disciplina de Horseball, organizado por la Federación Internacional de Horseball (FIHB). Participaron en las categorías sub 16 y sub 21 países como España, Italia, Bélgica, Francia y los anfitriones. Yo fui allí los días 10 y 11, mañana y tarde, y en las bases meteorológicas de internet pone que se registraron máximas de 34ºC… Los que estuvimos allí sabemos que por momentos y por días estuvimos cerca de los 40ºC en horas puntas. La gente guardaba los asientos a la sombra como si un oasis en el desierto se tratase, no éramos pocos los que nos echábamos crema de sol, y los sombreros y abanicos no faltaban en las gradas. Tuve la suerte de tener un paraguas en la mochila y usarlo de sombrilla, porque a pesar de las numerosas veces que me echaba crema solar, me quemaba igual. Con una toalla me intentaba tapar las piernas, porque era mejor pasar un poco más de calor que notar como te ardía la piel.

Aunque los partidos de Horseball se celebraban a partir de las 17h, no era suficiente para evitar el calor, pues la pista era exterior. Para quien desconozca esta disciplina, es una de las más duras por su alta intensidad (cada partido dura 20 minutos y los caballos pueden registrar más de 190 latidos del corazón por minuto debido a las grandes galopadas, giros y arrancadas). Cada equipo tenía varios binomios de reserva para ir turnándose y permitir a otros jugadores y caballos descansar, pero no era suficiente para soportar las temperaturas tan extremas. Además, están obligados por reglamento a que los caballos lleven todas las patas vendadas para protegerse de los impactos pero, ¿y la temperatura que alcanzan esos tendones provocando debilitamiento de esas estructuras no es más lesivo? Para mí, es una cuestión importante que nadie se está planteando.
Tampoco me preguntéis cuál es el sentido, y me quedé con ganas de poner una reclamación a la FIHB, pero las finales del último día se adelantaron de hora para finalmente disputarlas al medio día, a la hora de comer. Sí, los jugadores estaban ya dándolo todo a la 13:30h. ¿Para qué? No lo sé. Solo os puedo decir que los árbitros se vieron obligados a parar varios minutos los partidos de manera extraordinaria para que los binomios pudieran descansar y «refrescar». Al poco reanudaban el juego.
Pongo «refrescar» porque eso, realmente, no es refrescar. Echarle al caballo un chorro de agua (que no va a estar fría a no ser que la saquemos de una nevera) lo único que hará es calentarse al tocar la piel del animal. Primero, por la temperatura del caballo, y segundo, por la temperatura ambiente. Así que ese agua, lo que va a hacer, es recalentar al caballo, no refrescarlo. Solo sería efectivo si ducháramos al caballo con una manguera de agua fría durante varios minutos, hasta que notemos que el agua que estuvo en contacto con la piel del caballo está fría (por ejemplo, tocar el agua que cae de su barriga). Pero de métodos para refrigerar equinos hablaremos en otro artículo.
Los caballos sufren muchísimo con el calor. Muchísimo. Su temperatura corporal es superior a la humana y, en parte, por eso su rendimiento empeora drásticamente en altas temperaturas. Por no hablar de que los rayos solares rebotan en las pistas y son absorbidos por los binomios. ¿A cuantos jinetes no les molesta la vista cuando montan y deciden usar gafas solares durante los entrenamientos? Y claro, al caballo también le molesta y le afecta.
Por otro lado, las personas tampoco tienen los conocimientos para ser conscientes de todos estos riesgos y, en consecuencia, elaborar planes de actuación y de recuperación antes-durante-después de estos eventos (las federaciones y organizaciones tampoco). No es tan difícil que a un caballo le de un golpe de calor o se deshidrate si se está dando la situación ideal para que ocurra. Y no, lo siento, no basta con hacer controles veterinarios al trote en línea recta para ver cojeras, ¡por el amor de dios, algo más de seriedad! Una cojera no es lo peor que le puede pasar a un caballo a nivel deportivo.
Prácticamente nadie es consciente de que, al hacer ejercicio, el cuerpo aumenta de temperatura. Pero es que los binomios ya llevan tiempo antes fatigándose si el cuerpo esté intentando termorregularse. Tener que destinar recursos internos a bajar la temperatura es cansado. Por eso, cuando nos pasamos todo el día en la playa tomando el sol, volvemos cansados a casa: la termorregulación constante agota. Hacer ejercicio al sol no es una broma y se está tomando a la ligera en el mundo del caballo, ¿a que estamos esperando? Queremos ser deportistas, ¿y lo estamos pareciendo con nuestros actos? Porque todo esto empeora el rendimiento y, no son palabras mías inventadas: es un hecho, es ciencia. ¿De qué sirve esforzarse entrenando todo el año para luego no poder rendir tú y tu caballo porque alguien ha decidido que ese concurso se tiene que hacer innecesariamente bajo esas temperaturas? No es justo y puede ser peligroso para la salud de todos.

De hecho, para mí, en julio y agosto no se deberían de celebrar concursos ni eventos ecuestres, al menos en la península ibérica. ¡Y no pasa nada! Esos meses se descansa de la temporada y se disfruta del verano. Tenemos que usar más el sentido común y la ciencia, no es ético ni deportivo competir bajo estas temperaturas. La gente no es consciente de todas las secuelas que tienen estas prácticas para la salud de nuestros caballos, ¡y para los jinetes, que también son deportistas! Es por eso que, tanto quien planifica los eventos anuales como el anfitrión de cada evento, debe ser muy consciente de la climatología esperada para ese evento y tener protocolos de actuación. Es que es lo mínimo, al igual que en cualquier otro deporte.
El límite para cambiar las cosas no puede ser exponer a los binomios a situaciones adversas innecesarias, porque al igual que no se celebran concursos hípicos si la pista tiene nieve o está tan encharcada de agua que parece una piscina, ¿por qué sí a altas temperaturas bajo el sol? Me parece una falta grave de respeto a los caballos, a los jinetes y al deporte en general. Necesitamos un cambio y lo necesitamos ya.